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| Parque Nacional Altos de Campana, MiAmbiente |
Imagina que es medianoche: estás tranquilo en tu casa viendo una película, hablando con tus amigos o familiares, haciendo alguna tarea muy complicada... y de repente escuchas sonidos extraños desde la parte trasera, el temible patio, ¿o tal vez el ruido viene del techo? Estás aterrorizado.
Pisadas, saltos, golpes, pequeñas risas y estruendosas carcajadas. Puede ser un animal de hábitos nocturnos, como un búho o un mamífero salvaje, pero tú y yo sabemos que no es así. Es algo más. Algo humano.
Y recuerdas con pesar que nunca fuiste bautizado, y que se dice que tus vecinas andan en "malos pasos".
Sigues tu instinto. Sabes que hacer.
Generaciones de hombres y mujeres valientes, entregados a la vida del campo con sus pasiones y temores te han advertido de los peligros, y mejor aún, te han preparado para defenderte y contrarrestarlos.
Cuando una bruja te está molestando, sólo debes decirle en voz alta: mañana te invito a tomar café. Ella irá puntual, no puede evitarlo, y así la descubrirás.
Los actos de magia negra o brujería se han reportado desde tiempos ancestrales y suceden con mayor frecuencia en las áreas rurales. Probablemente la espesa vegetación y la oscuridad favorecen dicha práctica.
Los cuentos y leyendas de brujas son una parte fundamental del folklore de cada país, y Panamá no es una excepción.
He escuchado a personas de distintas provincias y de distintas edades relatar sus encuentros con estos seres. Los más expertos conocen técnicas especiales para garantizar la protección del mal y no convertirse en víctimas, como rezar el Padre Nuestro al revés, poner una escoba al revés en la entrada de la casa, usar un crucifijo siempre, bautizar a los niños lo más pronto posible, y por supuesto, invitar a las brujas (tus vecinas) a tomar café por la mañana.
No entiendo qué tiene el café que no pueden evitar asistir a la cita, pero según cuentan es totalmente efectivo.
¿Te has encontrado en una situación similar? Cuéntanos en los comentarios.
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